Cuando me coge así, con esa fiereza irracional, siento como sí con ese palo duro, caliente y palpitante, removiese en el fondo barroso de una laguna oscura, cuyas ondas se refractan en mi propio fondo. Sabe encontrar el punto recóndito que al roce produce la desintegración.
Cuando me tiene así, tan empotrada, siento que mi cuerpo podría dar de beber a todos los sedientos del desierto; siento que si estallara, llovería días innumerables sobre nuestras ciudades tristes. Mi apoteosis acuática podría salvar el mundo.
Me fascina como remueve ahí, siento la punta brillante de su palo duro, abrirse paso en ese continente membranoso y difícil; siento como, con cada arremetida, cada punzada certera, impiadosa, arranca un borbotón de agua hirviendo, una ráfaga de goce único e intransferible.
9 comentarios:
Di que sí, viva el flujo! xD
Un beso!
Digo que esto si que puede sentirse y hasta provoca una cierta envidia sana...Un abrazo.
Yo también quiero ser agua!!
Abrazo!
Nuestras ciudades serían menos tristes.
Ciudades y cuidadanos esperarían enloquecidos aquel diluvio.
Bs.
No es tan irracional esa fiereza. Las fierezas son ya asignaturas libres de esta demediada educación...
Si encuentras un aullido mándamelo por carta, prometo pago revertido.
creo que llaman a tu puerta.
Un abrazo.
no soy yo.
Me gusta como haces uso de lo húmedo. Buenas metáforas. Me gusta como escribes, me pasaré por aquí.
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